En tiempos donde la desigualdad duele y la indiferencia se vuelve moneda corriente, gestos como el de Luis Coronel, referente de las 62 Organizaciones Peronistas, iluminan el camino de la solidaridad. Camioneros llevó adelante una iniciativa profundamente humana: la entrega de guardapolvos a niños y niñas de familias humildes que asisten al comedor “Con los chicos no”. Fue mucho más que un acto de entrega material; fue un abrazo simbólico, una caricia al corazón de quienes más lo necesitan.
La escena fue sencilla pero poderosa. Caritas emocionadas, manos pequeñas recibiendo con gratitud, y una presencia que no pasó desapercibida: la del gremio de Camioneros, firme en su compromiso con la justicia social. Esta acción reafirma el rol que el movimiento obrero históricamente ha tenido: estar donde hay necesidad, tender la mano, construir comunidad. “No hay patria sin niñez”, suele decirse, y en ese sentido, esta entrega de guardapolvos fue una declaración de principios.
Luis Coronel tomó la posta con humildad y convicción. “Estos chicos también tienen derecho a soñar, a empezar las clases con dignidad”, expresó con la emoción de quien sabe que un guardapolvo puede significar mucho más que una prenda: puede ser la puerta de entrada a un futuro mejor. Su gesto habla de un liderazgo sensible, comprometido y presente en los barrios donde más se lo necesita. Coronel, además, asiste de forma permanente a cientos de comedores y merenderos de la zona, construyendo una red solidaria que crece con cada paso.
Este tipo de iniciativas nos recuerdan que aún en contextos difíciles, la esperanza se sostiene con hechos concretos. Y que el gremio de Camioneros, junto a referentes como Coronel, sigue demostrando que el movimiento obrero no olvida sus raíces. Porque cuando se trata de cuidar a los más chicos, no hay grieta posible: solo hay amor en acción.