Formación, trabajo y dignidad: Camioneros pone en marcha el módulo de albañilería junto a la UNDAV

El comienzo del módulo de albañilería, dentro del ciclo de formación que impulsa la Rama Remolques Mecánicos del Sindicato de Camioneros, no es solo una buena noticia: es una muestra concreta de lo que se puede lograr cuando el gremio pone la capacitación como una prioridad real. Esta nueva etapa de los cursos, posible gracias al convenio firmado con la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), representa una herramienta directa para que más trabajadores puedan ampliar sus saberes y proyectar un futuro con más autonomía y más dignidad.

En un contexto donde muchas veces se desvaloriza el oficio, donde se recorta en formación técnica y donde el acceso a oportunidades reales parece cada vez más lejano para los laburantes, este tipo de iniciativas adquiere un valor estratégico. Porque no se trata solo de aprender a manejar herramientas o mezclar materiales: se trata de sumar capacidades concretas, de ganar confianza, de generar nuevas posibilidades laborales, tanto dentro como fuera del ámbito camionero.

Para muchos compañeros, estos cursos significan mucho más que una capacitación. Son la posibilidad de reconvertirse, de tener una salida paralela o complementaria, de mejorar las condiciones de vida propias y de sus familias. La albañilería, como tantos otros oficios, es una forma de independencia, de conocimiento aplicado, de trabajo noble y concreto que se aprende con práctica y se transmite con orgullo. Que un sindicato lo impulse, en alianza con una universidad pública, habla también de una mirada amplia, solidaria y profundamente política.

Este paso adelante en el camino de la formación es parte de una convicción que no cambia: la organización gremial no solo debe defender derechos adquiridos, sino también abrir caminos para que cada trabajador tenga más herramientas, más saberes y más futuro. Porque el trabajo no es solo empleo: es proyecto, es identidad y es comunidad.

Desde la Rama Remolques Mecánicos, el compromiso es claro. Y el mensaje también: la salida es con trabajo, con formación, con organización y con unidad. Nada de esto sería posible sin el esfuerzo colectivo, sin la participación de los compañeros que apuestan a capacitarse, ni sin el vínculo estratégico con la UNDAV, que aporta calidad académica y una mirada social profunda.

Cuando un curso arranca, cuando una mano aprende a construir, cuando un compañero descubre que puede, que sabe, que se anima, ahí también se está dando una pelea. Una pelea silenciosa pero poderosa, contra la resignación, contra la precarización, contra los que quieren dejar al trabajador afuera de todo.

Y esa pelea, como todo lo importante, se gana con hechos. Con paredes levantadas. Con herramientas en uso. Con saberes que se comparten. Con trabajo que dignifica.

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