la de Graciela Aleña, secretaria general del Sindicato de Trabajadores Viales y Afines (STVyARA), quien acompañó a sus compañeros de Vialidad Nacional en un momento que, según sus propias palabras, “es muy difícil y muy injusto”.
“Es un buen día porque es el día de nuestra Patria, pero el contexto es durísimo —dijo Aleñá—. El otro día en una asamblea vi llorar a los compañeros, y eso te rompe el alma. Es muy difícil transmitir fuerza en medio de tanta angustia, pero estamos de pie. Porque tenemos algo que no nos pueden quitar: la esperanza y la lucha”.
Las palabras de Graciela no fueron dichas desde la comodidad de una oficina, sino desde la calle, desde ese lugar donde los trabajadores viales hoy pelean por su dignidad. Denunció con crudeza lo que considera un atropello del gobierno nacional: el Decreto 461, que apunta al desmantelamiento de Vialidad Nacional y pone en peligro no sólo miles de puestos de trabajo, sino también la seguridad de quienes transitan las rutas del país.
“Están festejando un cierre en lugar de celebrar la independencia. Es un gobierno que odia a los trabajadores, que odia al Estado y que odia a la Argentina. Vialidad Nacional no es una oficina más: fue creada para unir pueblos, sacar la producción de las economías regionales, impulsar el turismo y la industria. Hoy la están destruyendo”.
Aleñá también denunció la retención de más de 350 mil millones de pesos provenientes del impuesto al combustible, un fondo que debía destinarse a la conservación de rutas, pero que —según sus palabras— nunca fue utilizado para ese fin. “Nos quitaron los fondos sabiendo que el objetivo era este: cerrar Vialidad. Y en ese decreto no dicen qué van a hacer con esa plata. Pero nos lo imaginamos”, expresó con indignación.
La gravedad de la situación no es sólo gremial: es social y humana. “Esto es un genocidio para las rutas. Miles de vidas están en riesgo: autos, camiones, micros. El que firme esto, algún día se va a tener que hacer cargo de las muertes que genere”.
Aun en este panorama oscuro, Aleña no se rinde. Al contrario: prepara junto a sus compañeros nuevas medidas, presentaciones en el Congreso, y gestos de unidad con otros gremios como el SUBTE. “Después de cada acción nos juntamos, analizamos, y seguimos. No hay descanso. Lo único que no podemos hacer es abandonar”.
En un país donde muchas veces la palabra “independencia” queda vacía, Graciela Aleñá y los trabajadores de Vialidad la llenan de contenido: estar en la calle, luchar por los demás, resistir en comunidad. Porque, como lo dijo con el corazón en la mano: “Ver llorar a un compañero te parte, pero si algo nos enseñó esta patria, es que no hay dolor que nos detenga cuando lo que está en juego es la dignidad de nuestro pueblo”.
Graciela Aleñá, secretaria general de Vialidad, estuvo en Plaza Constitución y expresó con dolor: “Ver llorar a los compañeros en una asamblea te parte el alma, pero no vamos a abandonar la lucha”. En un Día de la Independencia marcado por la angustia de miles de trabajadores, denunció el vaciamiento del Estado y el cierre de Vialidad Nacional, que no solo deja gente en la calle, sino que pone en riesgo la vida de quienes transitan las rutas. “Nos quitaron todo, pero no nos van a quitar la esperanza”, afirmó.