Luis Polti sobre los 18 años de capacitación junto a Camioneros

El profesor e investigador Luis Polti, referente académico en los programas de formación que la UTN desarrolla junto al Sindicato de Camioneros, volvió a mostrar no solo su compromiso profesional sino también su mirada profundamente humana sobre un proyecto que lleva 18 años cambiando vidas. Con emoción y orgullo, Polti describió un camino que no solo formó técnicos: formó personas, despertó vocaciones y abrió puertas donde antes parecía no haber ninguna.

Hemos podido cumplir ampliamente con las expectativas”, aseguró al repasar las nuevas capacitaciones lanzadas este año, que incluyen avances tecnológicos, nuevos contenidos y una estructura pensada para acompañar la evolución de las unidades de trabajo. Pero para Polti, el objetivo es uno solo y está por encima de la tecnología: “Formar personas idóneas, capaces de sostener el mantenimiento de las unidades y resolver problemas reales de su tarea cotidiana”.

Uno de los mayores desafíos —y a la vez, de las mayores satisfacciones— fue acompañar a trabajadores de distintas edades, muchos de los cuales habían dejado los estudios hacía tiempo. Polti reconoció lo que significó adaptar la enseñanza universitaria a esa diversidad: “Aprendimos a decodificar el mensaje de enseñanza. Nosotros formamos ingenieros, pero acá había compañeros que necesitaban otro ritmo, otro acompañamiento. Vencer esa inercia es difícil, pero cuando lo logran, descubren que pueden, que entienden, que les gusta”.
Ese proceso —explica— despierta curiosidad, confianza y, sobre todo, orgullo personal.

La emoción se multiplica cada fin de ciclo, cuando llega el momento de entregar los certificados. Ahí, Polti dice ver algo que trasciende cualquier balance académico: familias enteras celebrando a un trabajador que se animó a estudiar de nuevo. “Para mí eso es fundamental. La relación de la universidad pública con la sociedad, que los hijos vean que el padre estudió y obtuvo un título, que entiendan que la universidad está abierta para ellos”, expresó. Ese impacto —señala— incluso motivó a hijos de trabajadores a inscribirse en carreras universitarias.

Polti también destacó el rol del sindicato en este proyecto: “Capacitar a su personal no solo mejora la vida del trabajador; también mejora la calidad laboral en las empresas y aporta al desarrollo económico”.

En cada palabra del profesor queda claro que este programa de formación no es solo un espacio de estudio: es una herramienta de movilidad social, un puente entre la universidad y el mundo del trabajo, y una muestra concreta de lo que ocurre cuando el conocimiento se pone al servicio de la gente.

Después de 18 años, los cursos siguen creciendo. Y detrás de cada trabajador capacitado, de cada familia que aplaude, de cada hijo que se inspira, está también la vocación y el compromiso de docentes como Luis Polti, convencidos de que aprender transforma destinos.

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