Marcelo Aparicio, secretario gremial del Sindicato de Camioneros, participó junto a sus compañeros de la CATT en una jornada solidaria que incluyó ollas populares para cientos de vecinos que hoy, más que nunca, necesitan un plato de comida caliente.
“Hoy fue un día de independencia, pero también de dolor. Porque no nos alegra tener que cocinar para familias que no pueden llevar un plato digno a su casa. Quisiéramos ver a todos en sus hogares, compartiendo con los suyos, no haciendo filas en una olla solidaria. Pero la realidad que impone este gobierno insensible nos obliga a estar acá, poniendo el cuerpo”, expresó Aparicio con la voz quebrada y los ojos cargados de humanidad.
Consultado sobre las palabras del presidente en el Día de la Independencia, el dirigente fue claro: “No existe libertad si no hay derechos. No hay libertad si se ataca a los trabajadores, si se abandona a los jubilados, a los chicos, a los médicos. Este gobierno prometió un país que no existe. Nos mintieron. Nos vendieron libertad y trajeron hambre. Benefician a los poderosos mientras el pueblo sufre como nunca”.
Marcelo no oculta su preocupación por la reciente disolución de Vialidad Nacional, una decisión que golpea directamente a los trabajadores y, en palabras suyas, “pone en peligro la vida de cualquiera que transite por nuestras rutas, desde una ambulancia hasta una familia entera que decide viajar”. Denuncia que no se trata solo de despidos, sino de abandonar el mantenimiento de las rutas, dejar a las provincias a la deriva y entregar todo a una lógica de ajuste sin humanidad.
“Desde la pandemia venimos con las jornadas solidarias. No es algo nuevo. Pero sí es doloroso que, año tras año, la situación se agrave. Que cada vez más compañeros y compañeras tengan que organizar colectas en las empresas, juntar mercadería, traer lo poco que pueden, para asistir a los que menos tienen. No nos ponemos contentos de hacer esto. Lo hacemos porque entendemos la urgencia y la solidaridad como valores irrenunciables”, relató Aparicio, agradeciendo a cada trabajador que colabora desde el anonimato.
El rostro de Marcelo refleja la lucha diaria de miles. No se trata solo de ollas populares ni de palabras encendidas. Se trata de compromiso. Se trata de una manera de entender la independencia: no como un feriado vacío, sino como un acto de amor al prójimo, de defensa de los derechos y de construcción de comunidad en medio del abandono. Porque como él mismo dijo, “no hay libertad si no hay justicia social”.
