Desde hace tiempo, todos los jueves, Miguel y sus compañeros de Martín y Martín se organizan para llevar adelante una olla solidaria en distintos puntos del conurbano. Con esfuerzo colectivo y corazón, ayudan a quienes más lo necesitan. Lo hacen sin estridencias, pero con profundo compromiso.
Miguel es trabajador de la empresa Martín y Martín y forma parte de una red de solidaridad que no detiene su marcha. Cada jueves, junto a sus compañeros de la delegación San Justo, participa en la organización de comedores comunitarios y ollas populares en barrios donde el hambre golpea con fuerza. Esta vez, el punto de encuentro fue Rafael Castillo, pero también llegan semanalmente a lugares como La Ferrere y otros rincones del conurbano, allí donde la necesidad es urgente.
Con humildad y emoción, Miguel explica que cada uno pone su granito de arena: juntan alimentos, se turnan para cocinar y se aseguran de que el plato caliente llegue a quienes más lo necesitan. Destaca el compromiso del cuerpo de delegados, la presencia activa del sindicato de Camioneros y el respaldo de Hugo y Pablo Moyano, que hacen posible sostener esta tarea solidaria. “Hoy la estamos pasando mal, hay mucha gente que no tiene un plato de comida en la mesa”, dice, y por eso cree que esta acción, aunque pequeña, tiene un valor inmenso. “Te llena el alma”, confiesa, con la convicción de que la verdadera fuerza del trabajo está también en la solidaridad.
