Solidaridad sobre ruedas: camioneros refaccionan una escuela para niños con capacidades diferentes

La solidaridad y el esfuerzo de los trabajadores camioneros volvieron a hacerse sentir, esta vez en el noroeste argentino. Desde Buenos Aires, un grupo de compañeros viajó hasta Caimancito, Jujuy, para colaborar en la refacción de la Escuela de Apoyo N°16, un establecimiento que brinda acompañamiento a niños y familias que enfrentan desafíos especiales.

Miguel Ushua, uno de los trabajadores que se sumó a esta noble tarea, compartió su experiencia y la de sus compañeros. «Me siento muy cumplido, realmente muy contento con el logro que estamos alcanzando. Vinimos con un objetivo y estamos felices de poder concretarlo. Además, la gente de aquí nos ha recibido muy bien, lo que nos motiva a seguir adelante con esta tarea», comentó.

El trabajo no fue fácil. Al llegar, se encontraron con una escuela deteriorada, con estructuras en mal estado y espacios que necesitaban una urgente remodelación. «Estaba muy detonada, pero poco a poco la fuimos mejorando. Es una alegría enorme ver el cambio y saber que estamos ayudando a los chicos y sus familias», agregó Ushua.

El compromiso de estos trabajadores va más allá del esfuerzo físico. Dejan sus hogares y a sus seres queridos durante largos períodos, con la certeza de que su aporte mejora la vida de otros. «Se extraña a la familia, claro, pero sabemos que esto es por un bien mayor. Nos motiva pensar en los niños y en las familias que dependen de este espacio», expresó emocionado.

La remodelación de la escuela no solo significa paredes pintadas y estructuras renovadas. Representa una oportunidad para muchas familias que enfrentan dificultades diarias y ven en esta institución un refugio y una esperanza. Ushua también destacó el encuentro con padres que manifestaron su alegría y gratitud por el trabajo realizado. «Escuchar sus historias nos conmueve y nos da fuerzas para seguir. Sus palabras de agradecimiento nos llenan el corazón», contó.

El Sindicato de Camioneros, con su espíritu solidario, demuestra una vez más que la organización y la unión de los trabajadores pueden generar cambios significativos en la sociedad. «A todos los compañeros que colaboraron desde Buenos Aires, solo puedo decirles gracias. Gracias por confiar en nosotros, por hacer posible este sueño para tantas familias de Caimancito», finalizó Ushua.

El esfuerzo colectivo deja huella en la comunidad y en el corazón de cada trabajador que formó parte de esta transformación. Porque la solidaridad no tiene fronteras y, cuando los camioneros se unen, los sueños se hacen realidad.

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