Jorge Calzoni, rector de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), celebró junto al Sindicato de Camioneros y representantes de empresas la firma de un convenio clave para la capacitación de los trabajadores. En un contexto económico desafiante, la educación pública, el compromiso gremial y la responsabilidad empresarial se unen para dignificar el trabajo a través del conocimiento.
En días donde sobran las dificultades, las buenas noticias se celebran con el corazón. La reciente firma del convenio entre la Universidad Nacional de Avellaneda, el Sindicato de Camioneros y un conjunto de empresas del sector representa mucho más que un acuerdo formal: es un acto de compromiso colectivo con la formación de quienes todos los días ponen el cuerpo en las calles y las rutas del país.
Jorge Calzoni, rector de la UNDAV, lo dijo con la claridad de quien lleva años construyendo puentes entre el mundo académico y el mundo del trabajo: “La universidad es para todos, no es solamente para los estudiantes o para quienes forman parte de ella”. Esa visión inclusiva es la que permitió que el sindicato y la universidad vuelvan a encontrarse, esta vez con un nuevo objetivo: capacitar en oficios vinculados al mantenimiento y la mecánica, claves en una actividad donde la tecnología avanza a gran velocidad.
La historia de articulación no es nueva. Ya hubo trabajos en común, como la terminalidad educativa de jóvenes y adultos, en momentos igualmente duros para el país. Hoy, esa alianza vuelve a tomar fuerza. “Poder firmar esto por lo menos nos da un alivio desde el punto de vista de accionar, de tener sinergia en común”, expresó Calzoni, visiblemente emocionado por este nuevo paso.
En el acto también se destacó la presencia activa de las empresas, que no solo respaldaron el convenio, sino que se comprometieron a sostenerlo en el tiempo. Para el rector, esa articulación es fundamental: “Nosotros nos sumamos a partir de un primer programa, con la idea de después tener continuidad en otros que sean útiles para las propias empresas”.
Calzoni recordó la importancia de la vinculación tecnológica y de recuperar una visión estratégica del desarrollo. Citó al científico Jorge Sábato, quien promovía una tríada virtuosa entre universidad, sector productivo y Estado. “Falta el Estado en esa trilogía… pero nosotros estamos trabajando y siguiendo esos preceptos”, afirmó, dejando en claro que, aun con ausencias, hay sectores que eligen avanzar.
El mensaje de fondo fue claro: capacitar no es solo mejorar habilidades. Es transformar realidades, abrir puertas, dignificar el presente y construir un futuro con más oportunidades. “Los trabajadores son los mayores beneficiarios. Por supuesto las empresas también, porque están más capacitados y pueden generar mejores condiciones de trabajo”, concluyó Calzoni.
En un acto atravesado también por la preocupación por el presente de la universidad pública y de todos los trabajadores del país, esta iniciativa se convirtió en una bocanada de esperanza. Porque cuando la universidad, el sindicato y las empresas se ponen del mismo lado, ganamos todos. Porque invertir en conocimiento no es un gasto: es una declaración de principios.
