Vacunación antigripal en Serbeco: «Vacunar es cuidar la vida, no solo prevenir enfermedades»

Aida Bogado es enfermera vacunadora del hospital de Moreno. Profesional, cálida, y con una vocación que se nota en cada palabra, hoy fue parte de la campaña de vacunación contra la gripe organizada por el sindicato de Camioneros y la empresa Serbeco para los trabajadores de la recolección y mecánicos. En medio de jeringas, risas, charlas y mates, Aida fue mucho más que una técnica: fue una aliada silenciosa en la defensa del derecho a la salud.

«Me parece magnífico poder colaborar desde mi lugar. Vacunar es prevenir un montón de enfermedades. No se trata solo de la gripe, estamos tratando de sanar de verdad», comienza diciendo. Con experiencia y sensibilidad, explica que una simple dosis puede evitar complicaciones graves, incluso hospitalizaciones. “Hoy por hoy la gripe no es leve como antes. Puede dejarte en cama, con dolores fuertes y en algunos casos terminar en una neumonía. Con la vacuna buscamos que el cuadro sea más leve y que la persona se recupere rápido”, explica.

Para Aida, su trabajo no termina con la aplicación de una vacuna. Ella es parte de una red de cuidado y conciencia. Por eso insiste: «Hay que concientizar a todo tipo de trabajadores que están expuestos, como los chicos de recolección. Ellos están en la calle, en contacto con muchas cosas, y vacunarse una vez al año es fundamental».

Con orgullo, cuenta que esta campaña no es nueva. Ya desde hace varios años, junto al hospital, la empresa y el sindicato de Camioneros, se vienen organizando jornadas de vacunación. «Antes dábamos gripe y antitetánica, hoy gripe porque ya están al día con el calendario. Es un trabajo constante», dice. Y recuerda cómo empezó todo: “Un día me propusieron venir a vacunar y acepté. Y los muchachos también aceptaron con buena onda. Siempre me recibieron con respeto y cariño”.

La pandemia, cuenta, fue un antes y un después. «Hoy la gente tiene más conciencia. Anteriormente algunos rechazaban la vacuna, hoy la piden. La pandemia nos enseñó a cuidarnos, a lavarnos las manos, usar barbijo, y a entender la importancia de inmunizarnos».

Sobre los miedos que aún persisten con la vacuna antigripal, Aida es clara y cercana: “Eso es más un tabú. La vacuna no hace daño. Al contrario, es una herramienta para cuidarse uno y también a la familia. Porque estos trabajadores están expuestos todos los días y lo que hacen, si están protegidos, también protege a quienes tienen en casa”.

Aida no lleva capa ni uniforme especial. Lleva un ambo, una caja de vacunas, y una sonrisa serena. Pero detrás de eso, hay una convicción profunda: que cuidar la salud es un acto de amor colectivo. Y que, desde su lugar, vacunar también es abrazar.

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