Volver a empezar: la lucha silenciosa de los trabajadores de la rama Aguas y Gaseosas para recuperar su dignidad

Sergio Rolón, delegado de los ex trabajadores de Kilmet —ahora bajo la nueva empresa Deirononi— relató cómo atravesaron tres meses de incertidumbre sin dejar de confiar en su representación sindical. Una historia de resistencia, solidaridad y esperanza en el poder del trabajo colectivo.

Para Sergio Rolón, delegado de los trabajadores que hasta hace poco formaban parte de la firma Kilmet, la palabra «proceso» no alcanza para describir lo vivido. El cambio de razón social, la salida abrupta de la antigua empresa y la llegada de una nueva —Deirononi— dejó a decenas de trabajadores en un limbo laboral de tres meses sin actividad. Sin embargo, lo más complejo, cuenta Sergio, no fue solo la falta de trabajo, sino la incertidumbre. La empresa saliente no formalizó despidos y la entrante no asumía obligaciones. En ese contexto, el sindicato fue sostén vital: “Nunca dejamos de cobrar, y eso es gracias al compromiso de nuestra organización, que nunca dudó en acompañarnos”, destacó.

El primer mes fue el más duro. Rolón recuerda ese tiempo como un momento de enorme estrés, especialmente por la incertidumbre económica. “No estamos hablando solo de trabajadores, estamos hablando de familias. Muchos compañeros son el único ingreso en su hogar”, explicó. La tensión comenzó a aliviarse recién cuando se cobró el primer sueldo, pagado por la empresa saliente en carácter de solidaria. A partir de ahí, las cosas comenzaron a acomodarse, aunque la angustia acumulada en esos meses dejó una huella.

Hoy, la realidad es distinta. Con la reincorporación a sus puestos en la nueva empresa a pocos días de concretarse, Sergio no esconde su emoción. “Hay unas ganas enormes de volver a trabajar. Lo digo por mí y por todos mis compañeros. Están contentos, y eso se nota en cada mensaje, en cada agradecimiento que me hacen llegar”. La esperanza volvió, pero también el orgullo de haber sostenido la dignidad en medio del caos. “Esto fue una prueba de resistencia y unidad”, aseguró.

Como delegado, Rolón lleva la carga y la alegría de haber representado a sus compañeros en un momento crítico. “Me emociona ver la tranquilidad de cada uno. Sé lo que significó para ellos, y ellos lo saben también. Nunca dudamos de esta organización que nos representa siempre bien”, concluyó. Detrás de cada obrero hay una historia, una familia y una lucha. Y en esta, la fuerza colectiva volvió a marcar el camino

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